27 de noviembre de 2011

Cena de Invierno.

Estoy leyendo Choque de Reyes, segundo libro de la saga Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin, y en algunas ocasiones me sucede, al igual que me pasó con el primer libro, Juego de Tronos, que no paro de salivar. Es tanta la comida y los platos sabrosos que circulan por sus páginas...

Tantas buenas recetas circulan por mi imaginación que mi propuesta para estas navidades es hacer una gran cena al más puro estilo de Invernalia, pero eso si, siempre con moderación, que viendo los mofletes de Martin no pienso seguir al pie de la letra sus menús.


Para que os hagáis una idea, transcribo a continuación una parte de la página 311 de este segundo libro. Podéis leer tranquilos porque no hay ningún spoiler, solo se habla de comida a raudales. Si sois muy puristas con el tema spoilers, DEJAD YA DE LEER!!!! (advertidos quedáis).



"Al final de la mesa, el maestre Luwin hizo un gesto de asentimiento, mientras los criados empezaban a servir la comida.
Bran nunca había visto un banquete semejante. Se sirvieron platos, platos y más platos, tantos que apenas pudo probar uno o dos bocados de cada uno. Había grandes trozos de uro asado con puerros, empanadas de venado con zanahorias, panceta y setas, chuletas de cordero en salsa de clavo y miel, pato especiado, jabalí a la pimienta, ganso, espetones de pichones y capones, guiso de buey con avena y una sopa fría de fruta. Lord Wyman había llevado desde Puerto Blanco veinte toneles de pescado y marisco conservados en sal y algas: truchas, bígaros, centollos, mejillones, almejas, arenques, bacalao, salmón, langosta y lampreas. Había pan negro, pastelillos de miel y galletas de avena; había nabos, guisantes y remolachas, alubias y calabazas, y grandes cebollas moradas; había manzanas asadas, tartas de arándanos y peras al vino. En todas las mesas, fuera cual fuera el rango de los comensales, se sirvieron grandes piezas de queso blanco, jarras de vino caliente y especiado, y cerveza otoñal bien fría."


Pues queda dicho. Propongo una "cenita ligera" bien regada con litros y litros de hidromiel... Lástima no tener unos buenos picheles de peltre o unos cuernos con argollas de hierro para beber. Nos conformaremos con copas de barro... ¿Quién se apunta?

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